Japón crece menos de lo previsto y Abe medita si revisar o no su hoja de ruta
PIB se expandió 2,6% en el segundo trimestre pero los expertos esperaban al menos un 3%.
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La economía japonesa creció entre abril y junio a menor ritmo del esperado, lo que pone en la encrucijada al primer ministro, Shinzo Abe, que se debate entre subir el IVA para aliviar la enorme deuda pública o estimular con mayor ahínco la recuperación.
Aunque la tercera economía del mundo creció por tercer trimestre consecutivo, entre abril y junio se expandió un 2,6% a ritmo anual (y un 0,6% con respecto al periodo enero-marzo), menos de lo que preveían mercados y analistas, que esperaban cifras por encima del 3%.
Los datos apuntan a que las agresivas medidas de estímulo activadas por Abe tras llegar al poder en diciembre no acaban de lograr que la economía nipona pise a fondo el acelerador, pese a que desde entonces la Bolsa de Tokio ha avanzado un 30% y el yen ha caído un 16 y un 28% con respecto a dólar y euro.
Gracias a este repunte bursátil y a la caída del yen, el consumo interno, que compone el 60% del PIB nipón, y las exportaciones, que suman casi el 40% restante, se han recuperado y entre abril y junio crecieron un 0,8 y un 3%, respectivamente, en relación al trimestre anterior.
La debilidad del yen, que beneficia a los grandes exportadores porque incrementa sus ingresos al repatriarlos desde el exterior, y la fortalecida demanda interna han disparado además los beneficios de las grandes corporaciones niponas en el trimestre abril-junio.
Sin embargo, esto no se ha traducido en una mayor inversión de capital privado, ingrediente indispensable para impulsar el remonte económico, y éste se redujo entre abril y junio un 0,1%.
De este modo, Abe y su conservador Partido Liberal Demócrata (PLD) se enfrentan a la disyuntiva de incrementar, tal y como acordó el Parlamento el año pasado, o no el impuesto sobre el consumo en 2014 del 5% actual al 8%.
La medida, recomendada insistentemente por organismos internacionales, se antoja necesaria para mejorar la salud fiscal nipona, cuya deuda es la mayor del mundo industrializado y se acerca ya peligrosamente al 250% de su PIB.
Sin embargo, el PLD es consciente de que una subida del IVA podría ahogar el consumo, frenar la recuperación y engordar aún más la deuda, tal como sucedió cuando esta misma formación que ahora gobierna aprobó la última subida de este gravamen en Japón en 1997.
Abe, que ya anunció la semana pasada que tomará una decisión en firme sobre esta medida en otoño, se limitó a decir hoy, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo, que los datos del PIB apuntan a la recuperación estable y a que su Gobierno tomará todas las medidas necesarias para impulsar el crecimiento.
Por su parte, el ministro de Estado de Economía y Política Fiscal, Akira Amari, insistió en rueda de prensa en que el PIB es uno de los factores en los que se basará la decisión que finalmente tome el Gobierno y que Japón "siguió produciendo buenos números" el pasado trimestre.
No obstante, Amari sí quiso subrayar el mal dato correspondiente a la inversión corporativa y se comprometió a adoptar medidas para impulsar el indicador una vez que el Parlamento retorne a la actividad en otoño.
"Espero que hagamos todo lo necesario -incluyendo medidas fiscales, presupuestarias y monetarias- para asegurar un desarrollo sólido de la inversión de capital", explicó.
Los analistas han apuntado además que la administración se enfrenta a otras potenciales amenazas que pueden minar el crecimiento, como por ejemplo, la debilidad del yen.
Aunque paradójicamente ha beneficiado a los grandes exportadores, la caída de la divisa también ha incrementado el precio de las importaciones, lo que puede frenar la remontada del consumo si las empresas no optan por subir los salarios, algo que hasta ahora no se han hecho pese a que Abe se lo ha demandado con insistencia.